martes, 21 de agosto de 2018

Importancia de la lactancia materna en el desarrollo cognitivo





 
Desde la publicación realizada por Hoefer y Hardy en 1929 (1), donde plantearon la hipótesis que la lactancia materna influía sobre el desarrollo mental del niño, se ha seguido planteando que los niños alimentados con lactancia materna tienen mejor desarrollo cognitivo que los alimentados con fórmulas lácteas, sugiriendo además que el efecto es aún mayor cuanto más largo es el periodo de lactancia, influyendo esto en un mejor desempeño social en edad escolar y en la adultez.
Desarrollo Cerebral
El desarrollo del cerebro es un proceso complejo y de alta especialización, siendo determinado  por varios factores, entre los que podemos mencionar la Organización Celular, el Desarrollo Dendrítico y la Mielinización, el cual se inicia en la gestación  y se completa hacia los 2 años y medio de edad.
Un adecuado Desarrollo Cerebral va a influir en un correcto desarrollo cognitivo en el niño. Esto y su buen funcionamiento va a depender no solo de un adecuado suministro de oxigeno, sino de una BUENA NUTRICION, siendo esto un proceso complejo, en el que influyen múltiples variables genéticas y ambientales que interactúan unas con otras.
Cada elemento macro o micronutriente es esencial, sin embargo son los lípidos  los más relevantes, siendo el tejido nervioso, después del tejido adiposo, el segundo con mayor concentración de ácidos grasos, de allí que por ejemplo los lípidos compuestos, como Gangliosidos y Cerebrosidos  sean esenciales en el desarrollo de sinapsis y de receptores.
Además,  los Ácidos Grasos esenciales, tales como el Linoleico: Omega 6 y el Linolenico: Omega 3    dan origen a otros ácidos grasos polinsaturados  de cadenas mas largas (AGPICL), por lo que el Linoleico da origen al   Acido Araquidonico (AA) y el Linolenico da origen al   Acido Decosahexaenoico (DHA), los cuales  están implicados en la adecuada plasticidad sináptica.
Tal como se mencionó en la ponencia sobre Lactancia Materna y Desarrollo Cognitivo en el 64 Congreso Nacional de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (2), se ha comprobado que alteraciones en los ácidos grasos pudieran condicionar desordenes de aprendizaje y del comportamiento como Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Dislexia y Dispraxia, ya que pudieran asociarse a concentraciones bajas  en plasma de DHA.
En la caso de la lecha materna, esta contiene  AGPICL  en cantidades adecuadas para el Recién Nacido (RN), siendo la concentración de Acido Araquidónico entre 0,5-0,7% y de Acido Decosahexaenoico 0,2 a 0,4 %.
El Omega 3 está presente en el Sistema Nervioso Central y periférico, formando parte de los Fosfolípidos de membranas neuronales y gliales, teniendo un  rol preponderante en la neurogénesis y sinaptogénesis  en especial en el desarrollo fetal y en los primeros 2 años de vida.
En la retina, el 95% de los ácidos grasos son Omega 3 y esta en  60% en las células fotoreceptoras (conos y bastones), teniendo un importante rol en el desarrollo de la agudeza visual del niño, de allí la importancia de su ingesta en el embarazo, ya que su deficiencia pudiera asociarse a menor agudeza visual en el niño.
SUPLEMENTACION MATERNA CON DHA:

El Cerebro tiene baja capacidad de biosíntesis  de DHA  a partir de su precursor  el Acido Linoleico, de allí la importancia de la incorporación y/o suplementación de este en la dieta  materna durante el embarazo y lactancia, para de esta manera incrementar sus niveles en el lactante  y lograr un  mejor desarrollo  visual y neurológico.

Así mismo, diversos estudios (3) han confirmado que la suplementación perinatal de DHA  disminuye el riesgo  de presentar una menor puntuación en el coeficiente intelectual de niños provenientes de familias de muy bajos recursos.
En el prematuro, cuyo cerebro suele ser más pequeño, la importancia de la lactancia materna y del DHA es incalculable. Recordemos que en el feto, es a partir de las 27 semanas de gestación cuando aumenta el volumen y la superficie a nivel de circunvoluciones y surcos cerebrales. En el tercer trimestre del embarazo, es cuando las estructuras cerebrales ya están bien esbozadas y empiezan a diferenciarse con claridad, siendo en este período, donde además de aumentar de volumen, el cerebro aumenta en superficie, gracias al plegamiento  de la corteza, adquiriendo su aspecto “ondulado” característico, con crestas (circunvoluciones) y valles (surcos) de diferentes profundidades, empezando a distinguirse los surcos más profundos, aunque poco formados, por lo que a pesar de haber pocos surcos menores, la corteza cerebral aún tiene un aspecto casi liso, haciéndose más profundos a media que se acerca el nacimiento, por lo que la corteza,  además de replegarse, va engrosando de forma progresiva.
En la conferencia presentada en el Congreso Nacional de Puericultura y Pediatría (2), su expositora,  Dra. Mariela Polo,  se refiere a diversos estudios, entre estos el presentado en la reunión anual de la Pediatric Academic Societies, en Baltimore,  los cuales avalan  que alimentar a los bebés prematuros con leche materna, en especial durante el primer mes de vida, parece estimular considerablemente más el crecimiento del cerebro, en comparación a los que se ha dado poca o ninguna lactancia materna, igualmente el realizado en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital de Niños de St. Louis, donde evaluaron a 77 bebés prematuros con un promedio de edad de  gestación de 26 semanas, a  los cuales les realizaron Resonancia Magnética Cerebral en la época en el cual cada uno de ellos deberían haber nacido si no hubieran sido prematuros (equivalente a 38 a 40 semanas), mostrando evidencia de que los bebés prematuros alimentados al menos en un 50% con leche materna, tenían mayor volumen cerebral  y mayor superficie en la corteza del cerebro de lo esperado para su edad, en comparación a otros  que la consumieron significativamente menos.
      A medida que la cantidad de leche materna recibida aumenta, también aumentan las probabilidades de tener una superficie cortical mayor. Esto se demuestra en varios estudios, donde presentan una correlación entre el volumen del cerebro, el cociente intelectual (CI) y el desarrollo cognitivo de los niños.
En el 2013 Sean CL Deoni et al. (4) realizaron un estudio en 133 niños  a términos, en edades comprendidas entre los 10 meses y 4 años, procedentes de familias con estatus socioeconómicos similares, por lo que los dividió en 3 grupos:
      Lactancia materna exclusiva  (al menos 3 meses)
      Lactancia mixta.
      Alimentados solo con Fórmula.
Realizaron imágenes por Resonancia Magnética Cerebral mientras dormían, evaluando presencia de mielina, siendo las diferencias sustanciales.  A partir de los dos años de edad, observaron que la cantidad de mielina en los niños de lactancia  materna  exclusiva superaba entre un 20% a un 30% la de los grupos de lactancia mixta y de leche de fórmula. Además, evaluaron los efectos de una lactancia prolongada  en el cerebro,  encontrando que a mayor tiempo de amamantamiento, se presentaba mayor crecimiento cerebral, sobre todo en las áreas cerebrales encargadas de las funciones motoras. Así mismo, realizaron  seguimiento a   mediano plazo, aplicando pruebas cognitivas a los niños mayores, para ver las diferencias entre unos y otros, encontrado que los niños que tomaron formula  tenían peor rendimiento en el dominio del idioma, en la recepción visual y en el desarrollo psicomotor que los niños alimentados con leche materna exclusiva.
Es imprescindible tomar en cuenta el porcentaje de DHA en la leche materna. Si esta es pobre en Omega 3 (con DHA menor del 0,17 % del total de ácidos grasos), se pudiera presentar menores niveles de agudeza visual y menor desarrollo del lenguaje a los 14 meses, comparados con niños alimentados con leche materna que contenía 0,36% de DHA. (5).
De igual manera, el aporte de DHA Influye en los niños mayores. Un estudio realizado  en adultos mayores de 18 años (6),   los cuales se evaluaron según la Escala de Inteligencia Wechsler para adultos (WAIS) y la escala Borge Priens Prove (BPP), mostraron la importancia de la relación dosis - respuesta entre la duración de Lactancia Materna y el Coeficiente intelectual (CI), evidenciándose en la escala WAIS que los que solo recibieron menos de un mes de Lactancia materna presentaron  6,6 puntos menos  de CI que los amamantados en mayor tiempo (entre  7 a 9 meses), mientras que la escala BPP presento una diferencia de 2,1 puntos, ambas altamente significativas.
Un meta- análisis realizado por Anderson  J. et al (6) encontró diferencia de 3,16 puntos de coeficiente intelectual  a los 6 meses  y esa diferencia se mantuvo a los 15 años, concluyendo ambos estudios que existe mayor  beneficio en los amamantados por mayor tiempo.
Utilidad en TDAH:
En el estudio realizado mediante el “test de los 5 dígitos” (7), el cual es una variante del test de interferencia de Stroop, se evaluó la duración de la lactancia materna y su relación con un mejor desarrollo cognitivo  en la edad escolar, el cual podría servir como prevención del déficit de atención. En la misma, obtuvieron una  muestra  de 103 niños  con edades entre 6 – 7 años, escolarizados en 1er grado, evaluándose la velocidad de procesamiento cognitivo, la capacidad de enfocar la atención y su reorientación tras una  distracción, concluyendo que existe una correlación lineal entre una mayor duración de lactancia materna y  un mejor  resultado en el mismo.
Las recomendaciones sobre la ingesta de DHA y AA durante la lactancia (8), aconsejan añadir a la leche maternizada o formulas lácteas estos ácidos grasos esenciales. Estas, han sido desarrolladas por un grupo de expertos en salud infantil de 11 países con el respaldo de organizaciones como:
The World Association of Perinatal Medicine (Asociación Mundial de Medicina Perinatal).
Child Health Foundation (Fundación para la Salud Infantil).
Early Nutrition Foundation (Fundación para la Nutrición perinatal).
CONCLUSIONES:
       El neurodesarrollo y las habilidades cognitivas requieren para su óptimo progreso de aportes nutricionales adecuados.
       El adecuado aporte de AGCL (DHA) en especial  en periodos de embarazo y lactancia es fundamental para promover un adecuado desarrollo cerebral  durante la vida intrauterina  y en los primeros 2 años de vida.
       Aun cuando en el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales se conoce que intervienen múltiples factores  genéticos y ambientales, es indudable el rol que juega en positivo el aporte de la lactancia materna, en especial, cuando es de forma exclusiva.

REFERENCIAS:


2.     Dra. Mariela Polo Rodríguez. Lactancia Materna y Desarrollo Cognitivo, 64 Congreso Venezolano de Puericultura y Pediatría “Dra. Mercedes Ramírez de Materan”, Caracas, Venezuela, 21 al 24 Mayo 2018.










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