Desde la publicación realizada
por Hoefer y Hardy en 1929 (1),
donde plantearon la hipótesis que la lactancia materna influía sobre el
desarrollo mental del niño, se ha seguido planteando que los niños
alimentados con lactancia materna tienen mejor desarrollo cognitivo que los
alimentados con fórmulas lácteas, sugiriendo además que el efecto es aún mayor
cuanto más largo es el periodo de lactancia, influyendo esto en un mejor
desempeño social en edad escolar y en la adultez.
Desarrollo
Cerebral
El desarrollo del cerebro es un
proceso complejo y de alta especialización, siendo determinado por varios factores, entre los que podemos
mencionar la Organización Celular, el Desarrollo Dendrítico y la Mielinización,
el cual se inicia en la gestación y se
completa hacia los 2 años y medio de edad.
Un adecuado Desarrollo Cerebral
va a influir en un correcto desarrollo
cognitivo en el niño. Esto y su buen funcionamiento va a depender no
solo de un adecuado suministro de oxigeno, sino de una BUENA NUTRICION, siendo esto un proceso complejo, en el que
influyen múltiples variables genéticas y ambientales que interactúan unas con
otras.
Cada elemento macro o
micronutriente es esencial, sin embargo son los lípidos los más relevantes, siendo el tejido
nervioso, después del tejido adiposo, el segundo con mayor concentración de
ácidos grasos, de allí que por ejemplo los lípidos compuestos, como
Gangliosidos y Cerebrosidos sean esenciales
en el desarrollo de sinapsis y de receptores.
Además, los Ácidos Grasos esenciales,
tales como el Linoleico: Omega 6 y el Linolenico:
Omega 3 dan origen a otros ácidos
grasos polinsaturados de cadenas mas
largas (AGPICL), por lo que el Linoleico da origen al Acido Araquidonico (AA) y el Linolenico da
origen al Acido Decosahexaenoico (DHA),
los
cuales están implicados en la adecuada
plasticidad sináptica.
Tal como se mencionó
en la ponencia sobre Lactancia Materna y Desarrollo Cognitivo en el 64 Congreso
Nacional de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (2), se
ha comprobado que alteraciones en los ácidos grasos
pudieran condicionar desordenes de aprendizaje y del comportamiento como Trastorno
por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Dislexia y Dispraxia, ya que
pudieran asociarse a concentraciones bajas
en plasma de DHA.
En la caso de la lecha materna, esta
contiene AGPICL en cantidades adecuadas para el Recién Nacido
(RN), siendo la concentración de Acido Araquidónico entre 0,5-0,7% y de Acido Decosahexaenoico
0,2 a 0,4 %.
El Omega 3 está presente en el Sistema
Nervioso Central y periférico, formando parte de los Fosfolípidos de membranas
neuronales y gliales, teniendo un rol
preponderante en la neurogénesis y sinaptogénesis en especial en el desarrollo fetal y en los primeros
2 años de vida.
En la retina, el 95% de los ácidos
grasos son Omega 3 y esta en 60% en las células
fotoreceptoras (conos y bastones), teniendo un importante rol en el desarrollo
de la agudeza visual del niño, de allí la importancia de su ingesta en el
embarazo, ya que su deficiencia pudiera
asociarse a menor agudeza visual en el niño.
SUPLEMENTACION
MATERNA CON DHA:
El Cerebro
tiene baja capacidad de biosíntesis de DHA a partir de su precursor el Acido Linoleico, de allí la importancia de
la incorporación y/o suplementación de este en la dieta materna durante el embarazo y lactancia, para
de esta manera incrementar sus niveles en el lactante y lograr un
mejor desarrollo visual y
neurológico.
Así
mismo, diversos estudios (3) han confirmado que la suplementación perinatal de
DHA disminuye el riesgo de presentar una menor puntuación en el coeficiente
intelectual de niños provenientes de familias de muy bajos recursos.
En el
prematuro, cuyo cerebro suele ser más pequeño, la importancia de la lactancia
materna y del DHA es incalculable. Recordemos que en el feto, es a partir de las
27 semanas de gestación cuando aumenta el volumen y la superficie a nivel de
circunvoluciones y surcos cerebrales. En el tercer trimestre del embarazo, es
cuando las estructuras cerebrales ya están bien esbozadas y empiezan a
diferenciarse con claridad, siendo en este período, donde además de aumentar de
volumen, el cerebro aumenta en superficie, gracias al plegamiento de la
corteza, adquiriendo su aspecto “ondulado” característico, con crestas
(circunvoluciones) y valles (surcos) de diferentes profundidades, empezando a
distinguirse los surcos más profundos, aunque poco formados, por lo que a pesar
de haber pocos surcos menores, la corteza cerebral aún tiene un aspecto casi
liso, haciéndose más profundos a media que se acerca el nacimiento, por lo que
la corteza, además de replegarse, va
engrosando de forma progresiva.
En la
conferencia presentada en el Congreso Nacional de Puericultura y Pediatría (2),
su expositora, Dra. Mariela Polo, se refiere a diversos estudios, entre estos el
presentado en la reunión anual de la Pediatric Academic Societies, en
Baltimore, los cuales avalan que alimentar a los bebés prematuros con
leche materna, en especial durante el primer mes de vida, parece
estimular considerablemente más el crecimiento del cerebro, en comparación a
los que se ha dado poca o ninguna lactancia materna, igualmente el realizado en
la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital de Niños de St. Louis,
donde evaluaron a 77 bebés prematuros con un promedio de edad de gestación de 26 semanas, a los cuales les realizaron Resonancia Magnética
Cerebral en la época en el cual cada uno de ellos deberían haber nacido si
no hubieran sido prematuros (equivalente a 38 a 40 semanas), mostrando evidencia
de que los bebés prematuros alimentados al menos en un 50% con leche
materna, tenían mayor volumen cerebral y
mayor superficie en la corteza del cerebro de lo esperado para su edad, en
comparación a otros que la consumieron
significativamente menos.
A
medida que la cantidad de leche materna recibida aumenta, también aumentan
las probabilidades de tener una superficie cortical mayor. Esto se
demuestra en varios estudios, donde presentan una correlación entre el
volumen del cerebro, el cociente intelectual (CI) y el desarrollo cognitivo de
los niños.
En el
2013 Sean CL Deoni et al. (4) realizaron un estudio en 133 niños a términos, en edades comprendidas
entre los 10 meses y 4 años, procedentes de familias con estatus
socioeconómicos similares, por lo que los dividió en 3 grupos:
–
Lactancia
materna exclusiva (al menos 3 meses)
–
Lactancia
mixta.
–
Alimentados
solo con Fórmula.
Realizaron
imágenes por Resonancia Magnética Cerebral mientras dormían, evaluando
presencia de mielina, siendo las diferencias sustanciales. A partir de los dos años de edad, observaron
que la cantidad de mielina en los niños de lactancia materna
exclusiva superaba entre un 20% a un 30% la de los grupos de lactancia
mixta y de leche de fórmula. Además, evaluaron los efectos de una
lactancia prolongada en el cerebro,
encontrando que a mayor tiempo de amamantamiento, se presentaba mayor
crecimiento cerebral, sobre todo en las áreas cerebrales encargadas de las
funciones motoras. Así mismo, realizaron
seguimiento a mediano plazo,
aplicando pruebas cognitivas a los niños mayores, para ver las diferencias
entre unos y otros, encontrado que los niños que tomaron formula tenían peor rendimiento en el dominio del
idioma, en la recepción visual y en el desarrollo psicomotor que los
niños alimentados con leche materna exclusiva.
Es
imprescindible tomar en cuenta el porcentaje de DHA en la leche materna. Si
esta es pobre en Omega 3 (con DHA menor del 0,17 % del total de ácidos grasos),
se pudiera presentar menores niveles de agudeza visual y menor desarrollo del
lenguaje a los 14 meses, comparados con niños alimentados con leche materna que
contenía 0,36% de DHA. (5).
De
igual manera, el aporte de DHA Influye en los niños mayores. Un estudio
realizado en adultos mayores de 18 años
(6),
los cuales se evaluaron según la Escala de Inteligencia Wechsler para
adultos (WAIS) y la escala Borge Priens Prove (BPP), mostraron la importancia
de la relación dosis - respuesta entre la duración de Lactancia Materna y el
Coeficiente intelectual (CI), evidenciándose en la escala WAIS que los que solo
recibieron menos de un mes de Lactancia materna presentaron 6,6 puntos menos de CI que los amamantados en mayor tiempo
(entre 7 a 9 meses), mientras que la
escala BPP presento una diferencia de 2,1 puntos, ambas altamente
significativas.
Un meta-
análisis realizado por Anderson J. et al
(6) encontró diferencia de 3,16 puntos de coeficiente intelectual a los 6 meses
y esa diferencia se mantuvo a los 15 años, concluyendo ambos estudios
que existe mayor beneficio en los
amamantados por mayor tiempo.
Utilidad en TDAH:
En el
estudio realizado mediante el “test de los 5 dígitos” (7), el cual es una
variante del test de interferencia de Stroop, se evaluó la duración de la lactancia materna y su relación con un mejor
desarrollo cognitivo en la edad escolar,
el cual podría servir como prevención
del déficit de atención. En la misma, obtuvieron una muestra
de 103 niños con edades entre 6 –
7 años, escolarizados en 1er grado, evaluándose la velocidad de procesamiento
cognitivo, la capacidad de enfocar la atención y su reorientación tras una distracción, concluyendo que existe una correlación
lineal entre una mayor duración de lactancia materna y un mejor
resultado en el mismo.
Las
recomendaciones sobre la ingesta de DHA y AA durante la lactancia (8),
aconsejan añadir a la leche maternizada o formulas lácteas estos ácidos grasos
esenciales. Estas, han sido desarrolladas por un grupo de expertos en salud
infantil de 11 países con el respaldo de organizaciones como:
The World Association
of Perinatal Medicine (Asociación Mundial de Medicina Perinatal).
Child Health Foundation
(Fundación para la Salud Infantil).
Early Nutrition
Foundation (Fundación para la Nutrición perinatal).
CONCLUSIONES:
•
El neurodesarrollo y las habilidades cognitivas
requieren para su óptimo progreso de aportes nutricionales adecuados.
•
El adecuado aporte de AGCL (DHA) en especial en periodos de embarazo y lactancia es
fundamental para promover un adecuado desarrollo cerebral durante la vida intrauterina y en los primeros 2 años de vida.
•
Aun cuando en el desarrollo de habilidades cognitivas
y sociales se conoce que intervienen múltiples factores genéticos y ambientales, es indudable el rol
que juega en positivo el aporte de la lactancia materna, en especial, cuando es
de forma exclusiva.
REFERENCIAS:
1.
Hoefer C, Hardy MC. Laterdevelopment of breast fed and articially fed infants. Comparison of physicaland mental growth. JAMA 1929; 92: 615-619.
2.
Dra. Mariela
Polo Rodríguez. Lactancia Materna y Desarrollo Cognitivo, 64 Congreso
Venezolano de Puericultura y Pediatría “Dra. Mercedes Ramírez de Materan”,
Caracas, Venezuela, 21 al 24 Mayo 2018.
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