La impulsividad es una manera de responder ante
determinadas situaciones, motivo por el cual, los niños que la presentan pueden
manifestar ciertas dificultades, tales como mantener la atención durante un
tiempo prolongado, responder apresuradamente una pregunta, orden e instrucción,
muchas veces no verificando su repuesta.
De allí,
que para modificar una conducta impulsiva debemos:
1. Identificarla. Una conducta es considerada impulsiva
cuando se lleva a cabo sin medir las consecuencias o resultados (frecuentemente
considerados como negativos) y cuando no tiene un objetivo claro para el que la
realiza.
No es conducta impulsiva aquella que se realiza para
llamar la atención o establecer una lucha de poder o algún beneficio material.
2. Establecer normas para que el niño sepa en cada momento
qué debe hacer y qué no debe hacer.
3. Las instrucciones deben ser claras, específicas y
comprensibles (lenguaje adaptado al niño y haciendo uso de términos concretos y
sencillos).
4. A la hora de dar órdenes, no deben entrar en
contradicción unas con otras, deben ser cortas, en un número reducido (si se
proporcionan muchas instrucciones, el niño necesitará más tiempo, recursos,
etc., para poder seguirlas). Deben darse
de una en una y espaciadas en el tiempo.
Importante: No deben acompañarse de contacto
físico instigador.
5. Cuando se va a un lugar en el que hay muchas personas, es
conveniente darle algunas pautas breves, claras y concretas de comportamiento.
Si se muestra agitado en un lugar
público por el exceso de estimulación, llevarle a un lugar tranquilo, y dejar
que se calme.
6. Reforzar su esfuerzo y señalarle que es capaz de seguir
las reglas.
7. Comunicarle con
antelación cualquier cambio de rutina.
8. Enseñarle a resolver situaciones problema por medio del
modelamiento de conductas positivas (posibles alternativas y soluciones).
9. Fomentar la participación en actividades, deportes o
disciplinas que promuevan el control de impulsos (yoga, natación, artes
marciales, entre otros)
El objetivo es que el niño, en un entorno con diversos estímulos, algunos
desordenados, otros deseados, otros rechazables, etc., intente aprender a seguir instrucciones, demorar la
gratificación y controle el primer impulso.
Referencia Bibliográfica
Buela-Casal,
G., Carretero-Dios, H. y de los Santos-Roig, M. (2002). El niño impulsivo.
Estrategias de evaluación, tratamiento y prevención. Madrid: Pirámide.
Resumen realizado por:
Psic.
Andreina Castro Morales
Esp. En
Terapia de la conducta infanto-juvenil
@psicoacastro
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